Turismo en Argentina: la carrera por recuperar visitantes y reinventarse para el mundo
Introducción
Argentina está ante una “carrera” para volver a atraer turistas y refundar su mercado interno, junto con la necesidad de innovación para adaptarse a las expectativas globales. Ante esto: ¿Cuáles podrían ser los retos del turismo en Argentina? ¿Cuáles son las claves para enfrentar los desafíos de la próxima década?.
La ruta de partida que nuestro país enfrenta en el sector del turismo, se enmarca en una serie de indicadores que nos permiten prever ciertas tendencias y proyectar un futuro no auspicioso. A su vez, estas estadísticas están relacionadas con cuestiones macroeconómicas y con el modelo político actual, los cuales provocaron una caída ininterrumpida del mercado turístico interno en el 2024.
Pernoctes y ocupación | variación interanual %
Fuente: Fundación Encuentro en base a INDEC.
Según el informe mensual de la Secretaría de Finanzas1, el marco macroeconómico enfrenta cuestionamientos con el nivel de endeudamiento. En lo que va del año, el crecimiento acumulado de la deuda asciende a USD 91.879 millones, marcando un aumento del 25%. A esto se suma, un tipo de cambio retrasado y el déficit de la balanza comercial turística que se disparó en los primeros meses del segundo trimestre y continúa acelerándose en lo que va del tercero, con un pronóstico muy preocupante para el primer trimestre del 2025.
1 Recuperado de: https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/informe_mensual_octubre-2024.pdf
Por el otro, el desempeño de los títulos y el mercado de valores, junto con la recuperación de los activos argentinos que cotizan en bolsa, se complementa con una inflación que viene disminuyendo de manera sostenida mes a mes. A esto se suma la estabilidad en el mercado cambiario, marcada por la brecha más baja en años, y la significativa reducción del riesgo país.
Este estado de situación macro y del modelo económico del Gobierno Nacional, pone un punto de partida desde donde mirar el futuro del sector. Ante este panorama, para que el turismo en Argentina se desarrolle en un marco de sostenibilidad, es fundamental que el país aborde una serie de retos. Algunos de estos retos son históricos y se observan como limitantes, y otros ya se fueron desarrollando durante este año con este nuevo modo de intervención, generando condiciones aún más desafiantes.
A continuación, desglosamos algunos de dificultad que consideramos estructurantes para analizar el sector turístico, sin dejar de proponer algunas definiciones como punto de partida para pensar, discutir y generar los acuerdos para las futuras posibles soluciones.
1. Economía, Mercado interno y Competitividad
Argentina enfrenta desafíos históricos relacionados con la fluctuación del valor de su moneda, lo que ha generado tensiones y cambios significativos en su posicionamiento como producto turístico. La actual apreciación cambiaria impacta de manera directa y negativa en el sector turístico en su conjunto, como se refleja en los gráficos de turismo receptivo y emisivo de los últimos 10 meses.
Como indican todas las mediciones, las decisiones del actual modelo político tuvieron un impacto negativo en el mercado interno y en la oferta turística instalada. Entre ellas, se encuentran los aumentos de los costos internos de servicios, la duplicación de tributos, la carga impositiva, y el tratamiento dispar en materia tributaria si lo comparamos con otros sectores.
Turismo receptivo | Variación Interanual %
Fuente: Fundación Encuentro en base a INDEC.
Todos estos factores comprometen la competitividad argentina como destino turístico, perjudicando la rentabilidad y la planificación a largo plazo.
Desde la sanción de la Ley Nacional de Turismo2 y, con mayor preponderancia, desde la pandemia hasta diciembre del 2023, el turismo ha demostrado, con números contundentes, su enorme rol en la generación de escenarios virtuosos: fue el principal promotor e impulsor de empleo registrado3 por varios meses consecutivos. Por otro lado, el turismo produce complementariedades productivas potentes en el desarrollo de su enorme cadena de valor, que lo transforma en un elemento vital para la generación de fuertes estímulos a las economías regionales, como lo es, por ejemplo, el turismo del vino. A su vez, ejerce un rol fundamental en la matriz federal y en la enorme capilaridad tanto territorial como social, producto del ADN del sector.
2 Ley N° 25997 (2005): Ley Nacional de Turismo https://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/100000-104999/102724/norma.htm
3 Recuperado de:/https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/pib_09_23E4739771F4.pdf
En este contexto, el mercado interno se posiciona como la base fundamental del sistema turístico argentino, siendo el motor que proyecta sus activos, genera impactos positivos y alimenta el porfolio exportable. Dicho de otro modo, si no entendemos al turismo como una herramienta multiactoral y transversal que requiere enfoques específicos, será inútil plantear las necesidades esenciales de “Argentina Destino” en su conjunto.
Esto exige repensar los marcos normativos y fiscales vigentes, resignificar al turismo como un complejo productivo clave para el desarrollo local y regional, capaz de generar empleo y beneficios económicos sostenibles para el país. De lo contrario, estamos presenciando una concentración del sector en unos pocos destinos, lo que limita el crecimiento y la diversificación de la oferta de servicios turísticos en otras regiones del país.
2. Déficit de Infraestructura y Conectividad
A pesar de que Argentina cuenta con atracciones naturales y culturales de nivel mundial, la infraestructura turística y de servicios es insuficiente o está en malas condiciones. La falta de rutas adecuadas, aeropuertos eficientes, transporte público intermodal y otros servicios básicos que no están universalizados territorialmente impacta negativamente en el acceso y en la calidad de las experiencias ofrecidas en destinos claves. Esta situación es aún más crítica en los destinos emergentes y en las múltiples potencialidades turísticas de áreas remotas del país.
El turismo sólo es posible con conectividad y transporte, tanto de personas como de datos. Resulta difícil imaginar un desarrollo inclusivo, equitativo y federal sin una inversión sostenida en infraestructura y servicios.
Por eso, es fundamental crear las condiciones para que surjan nuevos actores -ya sean privados, mixtos o en combinaciones específicas según cada caso- que se conviertan en los protagonistas del crecimiento y desarrollo futuro del sector turístico.
La desinversión en infraestructura genera costos inducidos al sector privado. Una ruta en mal estado encarece el transporte y pone en riesgo la vida. La falta de conectividad es la imposibilidad de constituirse como actor principal en los canales de oferta y comercialización de servicios tanto presentes como futuros.
En otras palabras, la desinversión en infraestructura significa condenar al sector a perder competitividad en los destinos consolidados, olvidar a los destinos emergentes y dejar en el abandono cientos de oportunidades turísticas que Argentina podría desarrollar.
Pasajeros de Cabotaje | Valoración interanual %
Fuente: Fundación Encuentro en base a ANAC.
3. Sostenibilidad y REGENERACIÓN de los ACTIVOS AMBIENTALES Y SOCIOCULTURALES
Argentina se destaca por su extraordinaria riqueza natural, que abarca una biodiversidad única: desde glaciares hasta selvas, desde montañas y estepas, hasta llanuras y yungas. A esto se suman sus valiosos activos culturales, que han ganado una notable relevancia en el ámbito turístico.
Sin embargo, medir el éxito únicamente por el aumento del número de turistas pone en riesgo estos entornos sensibles. La ausencia de regulaciones claras, planes de conservación, uso responsable y regeneración, puede llevar a la sobreexplotación y a la pérdida irreversible de estos activos.
Un ejemplo de esto es el masivo flujo de visitantes en ciertos parques nacionales o el impacto desmedido en localidades y ciudades sensibles, lo que afecta no solo al ambiente y la calidad de la experiencia turística, sino también a la calidad de vida de las comunidades anfitrionas. Un turismo sin gestión responsable es un camino hacia la degradación, no hacia el desarrollo.
En este contexto, el complejo productivo turístico debe mirar hacia el futuro y establecer un acuerdo básico de estrategias de desarrollo y posicionamiento. El desafío radica en garantizar la promoción de destinos vulnerables, atendiendo a las necesidades de inversión que fortalezcan los activos clave para posicionar al turismo argentino en el escenario global. Más no siempre significa mejor.
El desarrollo de “Argentina Destino” debe ser una decisión estratégica, no una casualidad basada en ventajas comparativas transitorias. Se trata de construir un destino que perdure y se sostenga por el deseo de quienes lo eligen, no por circunstancias pasajeras. Argentina: destino de decisión, no de ocasión.
4. Marketing Internacional, Competencia Regional y Promoción Estratégica
A pesar de la diversidad de su oferta, Argentina no siempre es percibida como un destino prioritario en el turismo internacional. Países vecinos como Brasil4 (+13%), Perú5 (+ 34,1%), Chile6 (+38%), han logrado fortalecer su presencia global y su competitividad mediante estrategias y tácticas innovadoras que trascienden los enfoques tradicionales del turismo. Esto contrasta profundamente con el desalentador presente y futuro que enfrenta el sector a nivel local.
5 Recuperado de: https://www.swissinfo.ch/spa/el-n%C3%BAmero-de-turistas-extranjeros-que-visitan-per%C3%BA-crece-un-34-%25-respecto-a-2023/88299636.
6 Recuperado de: https://www.infobae.com/america/america-latina/2024/11/26/el-turismo-chileno-crecio-un-388-en-un-ano/.
En Argentina mientras se intenta aparentar innovación con iniciativas como el uso del Fortnite, el metaverso y debates sobre financiamiento para participar en ferias, se pierde de vista el verdadero desafío. Hoy, más que nunca, el turismo exige competitividad, entendida como la sinergia virtuosa entre inversión pública y privada, coordinada estratégicamente para darle al complejo productivo turístico las herramientas necesarias para posicionarse y adaptarse al nuevo paradigma del sector.
Este enfoque no solo busca competir en el mercado internacional, sino también dialogar con otros complejos productivos y exportadores del país, potenciándolos para la generación de divisas. Es un modelo de turismo que trasciende los activos tradicionales, innova desde su sustrato y establece un diálogo con el mundo, promoviendo un desarrollo sostenible y estratégico.
La oportunidad está en posicionarnos de forma cooperativa en una estrategia nacional, donde cada producto que se promocione de nuestro territorio nacional, sea una oportunidad de generar atención hacia el país y que, cada uno de ellos, promueve
los destinos turísticos argentinos desde una experiencia digna de ser vivida.
5. Desigualdad en las oportunidades de Desarrollo de Destinos Turísticos
El turismo en Argentina, sin una clara y concreta acción de impulso hacia nuevos escenarios, tiende a concentrarse en ciertos destinos ya consolidados o más populares, relegando el potencial de otras regiones. La desigualdad en el desarrollo de infraestructura básica, en la generación de oferta instalada, en los recursos humanos capacitados, en la potencia de la comercialización y promoción turística, anula o reduce el impacto socio-económico en áreas menos conocidas, desaprovechando el potencial turístico del país en su conjunto.
El complejo productivo turístico no sólo tiene la capacidad, sino también la responsabilidad de generar un portafolio de oportunidades que promueva, de manera
federal, sendas de desarrollo sostenibles. El desafío radica en diseñar modelos de desarrollo que no solo planifiquen futuros, sino que también organicen inversiones y sean impulsores de prosperidad en los destinos turísticos, creando experiencias memorables para los turistas.
Para ello, es clave evitar caer en el ya conocido síndrome de sobreplanificación o subejecución (un término que bien podría acuñarse en nuestro país). Es momento de recuperar el rol ordenador y diseñador del Estado, pero desde una perspectiva renovada. Una estrategia que nazca de la territorialidad y sus particularidades, convergiendo en una regionalización sólida y convocante.
Este enfoque requiere un nuevo marco nacional, que funcione no como una barrera que limite, sino como una guía que oriente, potencie y destaque las iniciativas, asegurando un desarrollo equilibrado y sostenible para el turismo en todo el país.
6. Capacitación y Profesionalización del Sector Turístico
La calidad en los servicios turísticos es un valor y requiere, en gran medida, de formación y capacitación de quienes trabajan en el sector, es decir, los talentos locales.
Encontramos brechas en la profesionalización y capacitación que afectan negativamente la experiencia de los turistas y reduce la competitividad de los servicios ofrecidos, así como también, el desarrollo de los talentos y activos locales.
La apuesta realizada en su momento para romper la estacionalidad y promover un modelo innovador de consumo turístico interno fue clave para afrontar desafíos estratégicos. No solo permitió sostener una demanda anualizada, sino también formar talentos locales, reducir la rotación laboral y fortalecer el empleo turístico mediante la formación permanente.
Sin embargo, en la realidad avasallante actual, resulta urgente retomar y evolucionar este proceso. Es necesario plantear un escenario actualizado que redefina el concepto de calidad, integrando la idiosincrasia local como un valor diferenciador junto con los estándares internacionales y las particularidades de cada territorio. La ecuación [Calidad x Identidad + Territorio = Calidez] debe convertirse en el eje central de esta transformación. Si logramos esta sinergia, estaremos generando una verdadera evolución en el complejo productivo turístico, posicionando a “Argentina Destino” no solo como una opción, sino como una referencia global de turismo con identidad y excelencia.
Turismo en Argentina: ¿Y ahora qué?
La actual gestión no ha logrado desarrollar un posicionamiento estratégico en el sector turístico. Al analizar el primer año de su administración, queda en evidencia que la inversión pública en infraestructura y servicios no es una prioridad ni se asume como una responsabilidad del Estado Nacional. La política aerocomercial, por ejemplo, parece librada al azar: basta con tener un avión para ser convocado a formar parte de una “aerolínea”, dejando la regulación en manos de los cielos abiertos y la “mano invisible” del mercado.
En este modelo, el ordenamiento de un país federal parece estar supeditado a una supuesta “armónica lucha entre la oferta y la demanda”. Las regulaciones, lejos de ser vistas como herramientas de desarrollo, son descalificadas como “mala praxis”, mientras que las terminales empresarias asumen de manera voluntaria la registración y regulación de sus propios miembros.
Este desorden organizativo, amplificado por la falta de liderazgo estatal, evidencia una alarmante realidad: el Estado Nacional no diseña, conduce y ejecuta políticas sostenibles y federales para la actividad turística. A lo sumo, subejecuta recursos -tan sólo el 36% del presupuesto al 30 de octubre-.
Frente a este panorama, cabe preguntarse: ¿Cuál es el propósito de una estructura nacional de turismo si no está orientada a construir un modelo inclusivo, sostenible y federal? ¿Existe algo más detrás que el simple sostenimiento de privilegios para funcionarios desconectados de las verdaderas necesidades del sector?
Las provincias tienen un ámbito de trabajo conjunto, nacional y regional creado por la Ley Nacional de Turismo para poder sobrellevar este presente. ¿Será el momento de generar estrategias federales y dotarlas de soberanía presupuestaria, mayor nivel ejecución y operatividad e injerencia en el desarrollo del sector? Si el desarrollo local está librado al albedrío de cada distrito, ¿no sería ese el espacio ideal para planificar, discutir y ejecutar los recursos que se generan en cada territorio?
Para el complejo productivo turístico, el futuro exige una visión integral y, sobre todo, un compromiso humano que involucre a los principales actores: el sector privado, el académico y las comunidades locales. Porque este es, sin dudas, el tiempo de los territorios. En este escenario, el sector público nacional parece asumir un rol secundario, acomodándose a una nueva realidad más fluida y líquida.
El desafío es claro: reconstruir un equipo país que se alinee detrás de objetivos comunes, respetando las particularidades territoriales pero que confluya en un nuevo marco nacional. Un marco que, como buen diseño, no ahogue a la obra, sino
que la guíe y destaque.
Si logramos esto, el turismo argentino puede recuperar rápidamente su rol como motor clave del desarrollo sostenible, con equidad e inclusión. La próxima etapa siempre llega, más tarde o más temprano. Pero la decisión es del sector: esperar a ver qué pasa o hacer que pase.