Gobernar contra las mujeres

Desde el inicio del gobierno de Milei, el sistema productivo argentino entró en una contracción pronunciada que afectó con mucha fuerza a las mujeres. Aunque hubo cierta recuperación en algunos sectores en la segunda mitad de 2024, los niveles previos de empleo nunca se alcanzaron y, en especial, las mujeres jóvenes están sufriendo un rezago cada vez mayor.

A diferencia de la pandemia, cuando se desplegaron políticas para contener el impacto en los sectores más vulnerables, el gobierno libertario retiró al Estado de ese rol compensador y profundizó las desigualdades. Según datos de INDEC, ANSES y el Ministerio de Capital Humano:

• 1 de cada 10 mujeres busca trabajo: el nivel más alto de desocupación desde la pandemia.

• Entre las jóvenes, la desocupación llega a casi 1 de cada 5, también regresando a los niveles de 2021.

• Entre diciembre de 2024 y marzo de 2025, la desocupación de las jóvenes subió 6 puntos en un solo trimestre.

• Las mujeres ganan 29,1% menos que los varones: la mayor brecha de ingresos desde la pandemia. Para obtener los ingresos que un varón gana en un mes, las mujeres necesitan casi 9 días más.

• Entre septiembre de 2023 y marzo de 2024, los ingresos de las mujeres cayeron 19%, lo que explica gran parte del aumento de la brecha.

• Sólo 1 de cada 12 mujeres en edad de jubilarse tiene los aportes necesarios para hacerlo.

  
  

Fuente: elaborado en base a EPH-INDEC y BESS.

Introducción

Desde que comenzó el Gobierno de Milei, el mercado laboral argentino atraviesa una contracción muy marcada que golpea con más fuerza a los jóvenes y, en especial, a las mujeres. Entre diciembre de 2023 y el primer trimestre de 2024, el empleo cayó más de 2 p.p. a nivel general, con un retroceso mayor entre varones jóvenes (-4 p.p.) y mujeres jóvenes (-3,2 p.p.). Si bien a lo largo del año hubo algunas mejoras en algunos sectores, los niveles previos de empleo nunca se recuperaron.

En condiciones normales, los gobiernos cuentan con herramientas para compensar los retrocesos y distorsiones que pueden provocar las crisis sobre los diferentes segmentos de la sociedad. Por ejemplo, en la pandemia, fueron muchas las políticas públicas que se pusieron en juego para subsanar la crisis de los cuidados y el impacto de ella sobre el empleo y los ingresos de las mujeres. Sin embargo, bajo el enfoque libertario que ve al Estado como un enemigo y al gasto público como un pecado, las políticas públicas, lejos de compensar las desigualdades generadas por la recesión de 2024, las profundizan.

El objetivo del presente informe es mostrar, a través de datos de INDEC, ANSES y el Ministerio de Capital Humano, el retroceso de las mujeres en materia de empleo, ingresos y previsión social desde diciembre de 2023 hasta la actualidad, prestando atención al rol de las políticas públicas en este retroceso.

Empleo

La contracción del empleo desde fines de 2023 afectó a toda la población, pero sus consecuencias son más graves para las mujeres. Entre diciembre de 2023 y el primer trimestre de 2024, la tasa de empleo de los varones cayó con mayor brusquedad (−2,8 p.p., pasando de 67,3% a 64,5%), mientras que la de las mujeres se redujo en 1,3 p.p. Sin embargo, este dato aislado oculta un aspecto central del problema: las mujeres parten de niveles de ocupación más bajos y, por lo tanto, cada retroceso las deja en una situación estructuralmente más desventajosa. En otras palabras, aunque los varones perdieron más en términos relativos, las mujeres quedaron peor posicionadas en términos absolutos para sostener su inserción laboral.

A lo largo de 2024 se registró una recuperación parcial de las tasas de ocupación, pero insuficiente para alcanzar los valores de 2023. Tanto varones como mujeres permanecieron por debajo de los niveles previos, con las mujeres en una situación particularmente crítica.

Gráfico I. Empleo según sexo (2023-2025)

Fuente: Fundación Encuentro en base a EPH-INDEC.

El panorama es aún más desafiante entre los jóvenes. En un solo trimestre, los varones de hasta 29 años perdieron cerca de 4 p.p. de empleo, y las mujeres jóvenes redujeron su participación en 3,2 p.p. Pero, al igual que sucede en el mercado laboral en general, las mujeres jóvenes estaban ya en una posición más débil: su tasa de empleo era más baja antes de la crisis y no volvió a recuperarse. El resultado es que la desocupación femenina joven trepó al 19,6%, marcando un retorno a los niveles de la pandemia.

En suma, si bien las estadísticas muestran caídas más abruptas entre los varones, la situación laboral de las mujeres es más grave porque parten de una base más precaria, encuentran más obstáculos para reinsertarse y son más vulnerables frente a los recortes de políticas públicas de cuidado y empleo.

Gráfico II. Empleo jóvenes según sexo (2023-2025)

Fuente: Fundación Encuentro en base a EPH -INDEC. 

Desempleo

Este declive del empleo no fue acompañado por una caída en la tasa de actividad: al contrario, esta se mantuvo en niveles similares a los de 2023. ¿Cómo se explica esto? Al igual que en los 90, la tasa de actividad se mantiene elevada debido a los crecientes niveles de desocupación. En efecto, los datos del mercado laboral del primer trimestre de 2025 siguen mostrando los coletazos del derrumbe económico que atravesó la Argentina durante el año pasado. En marzo se registraron, según el INDEC, 1,1 millón de personas desocupadas. Son 200 mil personas más que en diciembre de 2024 y 300 mil más que en diciembre de 2023.

En este contexto, la desocupación femenina alcanzó en 2025 niveles récord, que no se observaban desde la pandemia. Según la EPH, la tasa de desocupación de las mujeres llegó al 9% en el primer trimestre de 2025, valor que retrocede a los registros del segundo trimestre de 2021. Entre las mujeres jóvenes (14 a 29 años) el panorama es todavía más crítico: la tasa de desocupación trepó al 19,2%, también comparable a los picos de 2021.

Gráfico III. Tasa de desempleo según sexo y grupos de edad (2021- 2025)

Fuente: Fundación Encuentro en base a EPH-INDEC.

El contraste con el período previo es evidente. Durante 2023 las mujeres habían alcanzado los niveles más bajos de desocupación de toda la serie histórica (6,1% en el cuarto trimestre), resultado que se revirtió rápidamente tras el ajuste económico. En menos de un año, todo el avance logrado se perdió, consolidando un escenario regresivo.

Los varones también registraron un aumento en la desocupación, aunque en menor magnitud: pasaron de 5,4% a 7% entre fines de 2023 y el primer trimestre de 2025. La diferencia relativa muestra que la recesión afectó a ambos sexos, pero la distancia de base hace que las mujeres —y en especial las jóvenes— queden mucho más expuestas.

En suma, la desocupación de las mujeres volvió a valores de hace cuatro años, borrando de un golpe los avances recientes. Y entre las jóvenes, casi una de cada cinco está sin trabajo, lo que constituye un dato crítico para entender el impacto de la política de ajuste sobre la desigualdad de género en el mercado laboral. Se trata de casi 300 mil mujeres jóvenes buscando trabajo, casi toda la población total de Santa Cruz.

Gráfico IV. Jóvenes que buscan trabajo según sexo (valores absolutos, 2022-2025)

Fuente: Fundación Encuentro en base a EPH.

Brecha de ingresos

La devaluación de diciembre de 2023 resultó demoledora para los ingresos de toda la población. Entre septiembre y diciembre de ese año, los ingresos promedio de las mujeres cayeron 17,5% en apenas un trimestre, mientras que los de los varones lo hicieron 18,2%. Aunque la caída fue similar en magnitud, el golpe inicial impactó con mayor fuerza sobre las mujeres, ya que partían de niveles de ingreso más bajos y, por lo tanto, se encontraban en una situación más delicada.

Durante 2024, los ingresos reales continuaron en terreno negativo respecto de septiembre de 2023, con pérdidas acumuladas de entre 15% y 20%. Recién en el tercer trimestre de 2024 comenzaron a registrarse variaciones positivas, aunque con una recuperación desigual, a favor de los varones. El resultado fue un ensanchamiento de la brecha de género en los ingresos. La desigualdad de ingresos totales individuales volvió a ubicarse cerca del 30%, un nivel que no se observaba desde el segundo trimestre de 2021, cuando alcanzó su pico histórico debido a la crisis de la pandemia. En otras palabras, se borró de un golpe todo el avance logrado en los años intermedios, anulando la recuperación respecto a la crisis provocada por el COVID-19.

Gráfico V. Brecha de género en el Ingreso Total Individual (2020-2025)

Fuente: Fundación Encuentro en base a EPH-INDEC.

Este aumento de la brecha responde tanto a la dinámica de los salarios, como a la composición de los ingresos totales. Desde el punto de vista de los salarios, el incremento en la brecha se explica porque las mujeres se concentran en sectores especialmente golpeados por el la recesión y el ajuste de 2024: comercio (alrededor del 18 %), trabajo doméstico (14%), enseñanza (también en torno al 15%) y salud y servicios sociales (alrededor del 10%). Todos ellos se vieron directamente afectados por el recorte del gasto público, la caída del consumo y la contracción económica de 2024.

Desde el punto de vista de la composición de los ingresos totales, a esto se le suman los recortes en jubilaciones y transferencias sociales, que inciden de manera desproporcionada sobre las mujeres y terminan amplificando la desigualdad: en efecto, en los deciles de menores ingresos, alrededor del 70% de los ingresos de las mujeres son no laborales, es decir que provienen de otras fuentes a menudo estatales como transferencias, pensiones y jubilaciones.

Brecha en el acceso a la jubilación

La desigualdad también se refleja en el acceso a la jubilación. Debido a sus menores niveles de empleo registrado y a las mayores tasas de informalidad, las mujeres enfrentan trayectorias laborales más fragmentadas que dificultan reunir los años de aportes exigidos por el sistema previsional. El veto a la moratoria previsional profundizó este problema, al eliminar la principal vía de acceso a una jubilación para quienes no lograron completar la cantidad de aportes requeridos.

Según los últimos datos disponibles por sexo y años de aporte en el Boletín Estadístico de la Seguridad Social (2023), apenas 1 de cada 12 mujeres de entre 55 y 59 años reúne las condiciones para acceder a una jubilación contributiva. Esta cifra pone en evidencia la magnitud de la brecha previsional y anticipa un escenario de mayor vulnerabilidad para las próximas cohortes de trabajadoras.

Gráfico VI. Años de aporte por sexo y edad (2023)

Fuente: Fundación Encuentro en base a Boletín Estadístico de la Seguridad Social.

Conclusiones

El ajuste económico impulsado por el gobierno de Milei no solo generó una fuerte contracción en el empleo y los ingresos, sino que además amplificó las desigualdades de género materia económica. La evidencia muestra que, aunque los varones también fueron afectados, las mujeres quedaron en una posición más vulnerable porque partían de niveles de inserción y de ingresos más bajos. La recesión y la retirada del Estado de su rol compensador aceleraron una dinámica regresiva que borró en menos de un año los avances conseguidos en materia de empleo y reducción de brechas.

Las jóvenes concentran el núcleo más crítico del impacto: casi una de cada cinco está desocupada, lo que marca un retroceso histórico y anticipa trayectorias laborales aún más inestables para esa generación. En paralelo, la desigualdad salarial volvió a valores de la pandemia, potenciada por la caída de los ingresos en sectores feminizados y por el recorte de transferencias y jubilaciones, que representan una parte sustantiva de los ingresos de las mujeres en los deciles más bajos.

En materia previsional, la eliminación de la moratoria dejó expuestas a millones de mujeres que, por la fragmentación de sus trayectorias laborales, no alcanzan los años de aporte requeridos. Apenas 1 de cada 12 mujeres en edad cercana a la jubilación cumple las condiciones, lo que augura un incremento de la desigualdad y la feminización de la pobreza en la vejez.

En conjunto, el panorama evidencia un patrón claro: la combinación entre recesión, ajuste fiscal y retiro de políticas públicas golpea de manera desproporcionada a las mujeres, revirtiendo conquistas de la última década. Gobernar contra las mujeres significa, en los hechos, gobernar contra el conjunto de la sociedad, porque erosiona los cimientos de sostenibilidad social y económica.

Frente a este escenario, resulta indispensable recuperar una agenda de políticas públicas que priorice la igualdad en el mundo del trabajo y los ingresos. Esto implica reforzar mecanismos de protección social que compensen las trayectorias laborales interrumpidas, sostener políticas activas de empleo, y repensar la seguridad social desde un prisma acorde a la realidad del mundo del trabajo. Negar la desigualdad de género es negar la realidad de más de la mitad de la Argentina.

Referencias

• INDEC. (2024, diciembre). Trabajo e ingresos. Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos (EPH). Tercer trimestre de 2024 (Vol. 8, Nº 9). https://www.indec.gob.ar

  
  

• INDEC. (2025, marzo). Trabajo e ingresos. Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos (EPH). Cuarto trimestre de 2024 (Vol. 9, n.º 3). https://www.indec.gob.ar

  
  

• INDEC. (2025, junio). Trabajo e ingresos. Mercado de trabajo. Tasas e indicadores socioeconómicos (EPH). Primer trimestre de 2025 (Vol. 9, n.º 6). https://www.indec.gob.ar

  
  

• Instituto Nacional de Estadística y Censos. (2020–2025). Base individual y hogar. Total aglomerados EPH y por aglomerado; total interior; y aglomerados de más y menos de 500.000 habitantes [Base de datos]. Incluye series trimestrales: 2020 (T1–T4), 2021 (T1–T4), 2022 (T1–T4), 2023 (T1–T4), 2024 (T1–T4) y 2025 (T1). https://www.indec.gob.ar/indec/web/Institucional-Indec-BasesDeDatos-1

  
  

• Instituto Nacional de Estadística y Censos. (2025). Canasta de crianza, por tramo de edad. Enero 2020-junio 2025 [Base de datos]. https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel4-Tema-4-43-17